
El diseño de espacios educativos flexibles mejora aprendizaje, inclusión y colaboración, impulsando métodos innovadores en México
Las neurociencias y arquitectura comparten un entendimiento creciente sobre cómo el diseño flexible de los espacios puede actuar como una poderosa herramienta para la modificación y la atención de la neuroplasticidad de las estructuras mentales del proceso de enseñanza y aprendizaje en todo tipo de alumnado.
En México, el contexto educativo ha sido asentado en aulas tradicionales, cuyas estructuras duras y pedagogía unidireccional han limitado la adaptación a nuevas modalidades de aprendizaje pedagógico. Por otro lado, la neuroarquitectura, al analizar cómo el ambiente físico incide en la cognición y comportamiento humanos, permite la transformación de espacios de aprendizaje educativo en un nivel superior concreto, a uno más flexible y dinámico. Se ha predicho que la flexibilidad del diseño puede amplificar: convivencia colaborativa y productiva, creatividad, activa participación estudiantil, habilite metodologías de enseñanza como: el aprendizaje por proyectos, gamificación, entre otras. En cada factor, este artículo busca el impacto que tiene el diseño flexible del espacio educativo en México, en específico universidades que ejecutan, sobre todo, modelo estructural y modelo adaptativo.
Con todo lo anterior, se intenta considerar si los ambientes flexibles inciden en el mejoramiento del desempeño académico, motivación, colaboración entre estudiantes y, sobre todo, cómo estos pueden disminuir la sobrecarga cognitiva, propiciando un ambiente educativo lo más inclusivo y eficaz posible.

El enfoque de la investigación fue mixto y se utilizaron herramientas cualitativas y cuantitativas para el análisis. La información relevante fue recogida a través de encuestas a estudiantes de varias universidades en las que se les preguntó sobre su experiencia en aulas tradicionales en comparación con las flexibles. Las preguntas incluían su comodidad, capacidad de concentración, estilo de aprendizaje y opinión sobre el diseño de los espacios. Las instituciones incluyeron universidades con modelos privados de innovación y públicas que siguen manteniendo aulas tradicionales. Los resultados fueron analizados para comparar la percepción de los estudiantes y su rendimiento académico.
A lo largo de más de un siglo, el sistema educativo mexicano ha conservado estos espacios sin cambios sustanciales, manteniendo el legado de los proyectos de educación masiva que impulsó el arquitecto Mario Pani. La estructura rígida de estas aulas, con escritorios y sillas fijas dispuestas en filas, refleja un enfoque pedagógico que no responde a las necesidades de los estudiantes actuales, quienes requieren espacios que fomenten el aprendizaje colaborativo y la participación.
La falta de evolución en los entornos educativos ha llevado a un estancamiento delpotencial estudiantil, al no proporcionarles los recursos necesarios para adaptarse a metodologías de enseñanza innovadoras. Por ejemplo, pedagogías como el aprendizaje basado en proyectos y la gamificación requieren entornos flexibles donde los estudiantes puedan interactuar, colaborar y experimentar de manera práctica. Estos enfoques pedagógicos buscan un cambio de paradigma, alejándose de la enseñanza tradicional hacia un aprendizaje más dinámico y participativo.
Este desafío plantea la hipótesis de que el diseño de los espacios de aprendizaje tiene un impacto en la calidad de la educación y el desempeño estudiantil. Si bien las aulas tradicionales han funcionado para los modelos educativos del pasado, no satisfacen las exigencias cognitivas y sociales de la educación superior moderna. En este contexto, surge la necesidad de reconfigurar estos espacios, incorporando principios de la neuroarquitectura, una disciplina que estudia cómo el entorno físico impacta el cerebro humano y, por ende, su capacidad de aprendizaje. Aplicar la neuroarquitectura al ámbito educativo puede transformar significativamente los espacios de enseñanza, promoviendo ambientes más estimulantes y adecuados para el procesamiento cognitivo de los estudiantes.
Para abordar esta necesidad, se realizó una investigación que incluyó encuestas a estudiantes de diversas universidades mexicanas, tanto privadas como públicas, con espacios flexibles como con modelos tradicionales. A través de estas encuestas, se buscó examinar la percepción de los estudiantes sobre diferentes tipos de ecosistemas educativos y cómo estos impactan su experiencia.
Los resultados indicaron que los estudiantes que utilizan aulas adaptativas, con mobiliario móvil y espacios colaborativos, reportaron un mayor nivel de comodidad, mejor concentración y mayor disposición para participar en actividades grupales. En contraste, los estudiantes que asisten a aulas tradicionales mencionaron la rigidez del espacio físico como un factorlimitante que afecta su capacidad para interactuar activamente.
Esta conclusión subraya la relevancia de los espacios educativos flexibles en términos de comodidad y su capacidad para promover la adopción de metodologías de enseñanza innovadoras. Los acabados flexibles permiten un aprendizaje personalizado, atendiendo las necesidades individuales de los estudiantes y promoviendo estilos de aprendizaje diversos. Especialmente en un contexto como el mexicano, donde la heterogeneidad estudiantil y la diversidad de estilos de aprendizaje son significativas, se requiere un enfoque inclusivo para la educación masiva.
Aquí es donde la neuroarquitectura juega un papel fundamental, al estudiar cómo el entorno de aprendizaje puede ayudar a evitar la sobrecarga cognitiva que se produce cuando el espacio educativo no se ajusta a las demandas cognitivas del estudiante. Las aulas tradicionales con un diseño estático pueden exacerbar esta carga cognitiva, mientras que los espacios flexibles pueden mitigarse mediante configuraciones más dinámicas y adaptativas. Además, estos espacios fomentan un entorno de aprendizaje colaborativo que estimula la creatividad, el compromiso y la interacción entre estudiantes, elementos esenciales para un aprendizaje activo y significativo.
Sin embargo, la implementación de estos espacios enfrenta barreras económicas y culturales. Las universidades públicas mexicanas, por ejemplo, no siempre cuentan con los recursos para reestructurar sus instalaciones educativas. Además, existe resistencia al cambio, ya que los modelos tradicionales están profundamente arraigados en la cultura educativa del país. Aunque hay desafíos importantes que superar, la neuroarquitectura ofrece una oportunidad invaluable para transformar la educación en México al proporcionar un marco científico para diseñar entornos de aprendizaje efectivos, inclusivos y adaptativos que respondan a las necesidades de los estudiantes modernos.
Los resultados obtenidos en la encuesta, que incluyó la pregunta sobre lafrecuencia con que los estudiantes utilizan aulas tradicionales o flexibles, revelan un patrón interesante sobre las preferencias y experiencias de losestudiantes en relación con estos dos tipos de entornos. (Gráfica 01)

El 42.8% de los encuestados indicaron que siempre utilizan aulas tradicionales, lo que refleja la tendencia predominante enlas universidades mexicanas, donde los espacios rígidos y estáticos siguensiendo la norma. El 35.7% de los estudiantes señalaron que mayormente asisten a aulas tradicionales, lo que refuerza la idea de que, aunque hay una ligera apertura hacia otros modelos, el sistema educativo tradicional sigue siendo el más utilizado. Sólo el 14.2% de los participantes mencionaron que usan ambos tipos de aulas por igual, lo que sugiere que algunos estudiantes están comenzando a experimentar la flexibilidad en los entornos educativos, aunque en menor medida.
Ninguno de los encuestados indicó que mayormente asisten a aulas flexibles, lo que pone de manifiesto que, a pesar del creciente interés por los espacios adaptativos, estos aún no están siendo implementados de manera generalizada. Sin embargo, un 7.1% de los estudiantes afirmaron que siempre utilizan aulas flexibles, lo que indica que una pequeña pero significativa porción de la población estudiantil está teniendo acceso a estos espacios y puede experimentar sus beneficios de manera constante.
Este perfil de uso de los espacios educativos refleja una transición lenta pero evidente hacia un mayor uso de los entornos flexibles. Aunque aún existe una marcada preferencia por las aulas tradicionales, la presencia de un porcentaje considerable de estudiantes que acceden a ambos tipos de espacios o a aulas completamente flexibles señala que hay un creciente interés por explorar modelos educativos más dinámicos y adaptados a las necesidades de los estudiantes. Este cambio, aunque todavía incipiente, podría tener un impacto positivo en la adopción de nuevas metodologías pedagógicas que favorezcan la participación y la colaboración.
La pregunta sobre la comodidad en un aula adaptativa, con espacios abiertos, mobiliario móvil y áreas de colaboración, arrojó resultados que reflejan una percepción generalmente positiva entre los estudiantes sobre estos entornos. Los resultados de la encuesta, presentados en una escala del 1 al 5, muestran que la mayoría de los estudiantes se sienten cómodos en este tipo de espacios. (Gráfica 02)

De los encuestados, el 57.1% indicó que se sienten muy cómodos (valor 5), lo que sugiere que una gran proporción de los estudiantes aprecia la flexibilidad y el diseño abierto de las aulas adaptativas. Este dato es significativo, ya que refleja la efectividad del mobiliario móvil y la posibilidad de reconfigurar el espacio para facilitar la interacción y la colaboración, elementos clave de estos entornos.
El 28.5% de los participantes calificó su comodidad con un 4, indicando que se sienten bastante cómodos en estos espacios. Aunque no al nivel máximo, este porcentaje refuerza la tendencia positiva hacia las aulas adaptativas, con la mayoría de los estudiantes reconociendo los beneficios de la flexibilidad y el diseño colaborativo.
Por otro lado, un 7.1% de los encuestados indicó que se sienten más o menos cómodos (valor 3), y otro7.1% dijo que se sienten poco cómodos (valor 2). Estos porcentajes más bajos sugieren que, aunque los espacios adaptativos son generalmente bien recibidos, existen algunos estudiantes queaún encuentran desafíos o se sienten incómodos con los nuevos modelos de aula, posiblemente debido a la falta de familiaridad con estos espacios o a preferencias personales por los entornos tradicionales.
Es relevante destacar que ningún estudiante calificó su comodidad con un 1 (nada cómodo), lo que indica que, en general, los estudiantes no rechazan completamente los espacios adaptativos, aunque algunos podrían necesitar un mayor período de adaptación.
En conclusión, los resultados de esta pregunta refuerzan la hipótesis de que los espacios educativos flexibles son percibidos positivamente por la mayoría de los estudiantes, quienes valoran la comodidad y las posibilidades que ofrecenpara el aprendizaje colaborativo y activo. Estos datos sugieren que, a pesar de algunas resistencias, las aulas adaptativas tienen un impacto favorable en la experiencia educativa de los estudiantes y podrían ser clave en la evolución del diseño de los entornos educativos en México.
La pregunta sobre la comodidad en un aula tradicional, con sillas fijas y organización en filas, mostró una distribución más variada en las respuestas, reflejando una percepción más dividida entre los estudiantes sobre este tipo de espacio. (Gráfica 03)

El 57.1% de los estudiantes calificaron su comodidad con un 3, lo que indica que la mayoría se siente moderadamente cómoda en este tipo de aula. Este resultado sugiere que, aunque las aulas tradicionales no son percibidas como completamente incómodas, los estudiantes pueden sentir que carecen de flexibilidad y dinamismo para favorecer un aprendizaje más interactivo y colaborativo.
Un 14.2% de los participantes indicó que se sienten bastante cómodos (valor 4), y otro 7.1% se mostró muy cómodo (valor 5). Estos porcentajes relativamente bajos indican que, aunque algunos estudiantes valoran la estructura organizada de las aulas tradicionales, esta configuración no es ideal para la mayoría, quienes prefieren más libertad para moverse o interactuar.
Por otro lado, 7.1% de los estudiantes calificaron su comodidad con un 1 (nada cómodo), y un 14.2% lo hizo con un 2 (poco cómodo), lo que refleja que una parte significativa de los estudiantes considera incómodo el modelo tradicional de aula. Estos resultados destacan una posible frustración con el diseño estático y la falta de espacio para la interacción activa, lo que puede limitar la experiencia de aprendizaje.
En resumen, los resultados muestran que, aunque las aulas tradicionales siguen siendo un entorno familiar para muchos estudiantes, no son percibidas como óptimas para fomentar una experiencia educativa dinámica. La mayoría de los estudiantes (57.1%) considera que la comodidad en estos espacios es moderada, lo que resalta las limitaciones de este modelo para satisfacer las necesidadesde aprendizaje más activas y colaborativas. Este análisis refuerza la importancia de replantear el diseño de los espacios educativos hacia opciones más flexibles, como las aulas adaptativas, para mejorar la experiencia y el rendimiento académico de los estudiantes.
La pregunta sobre los elementos más importantes en un aula para un aprendizaje efectivo mostró que los estudiantes valoran ciertos aspectos clave del diseño del aula que pueden influir directamente en su experiencia educativa. Los resultados revelan cuáles son los elementos que los estudiantes consideran esenciales para facilitar su aprendizaje y cómo estos impactan sucomodidad y rendimiento. (Gráfica 04)

El 27.2% de los encuestados destacó la tecnología disponible (pantallas, proyectores, etc.) como uno de los elementos más importantes. Esto refleja una fuerte preferencia por contar con herramientas tecnológicas que apoyen el aprendizaje visual, el acceso a recursos digitales y la interacción con el contenido de manera más dinámica. La tecnología es fundamental para la implementación de metodologías innovadoras,como el aprendizaje basado en proyectos o la gamificación, que requieren el uso de dispositivos electrónicos para mejorar la experiencia educativa.
Tanto la iluminación adecuada como el mobiliario cómodo y ajustable recibieron un 20.4% de menciones cada uno, lo que muestra que los estudiantes consideran estos dos factores como esenciales para su comodidad y bienestar en el aula. La iluminación adecuada es crucial para evitar la fatiga visual y asegurar un ambiente de aprendizaje propicio, mientras que el mobiliario ajustable permite que los estudiantes puedan adaptar su espacio de trabajo asus necesidades físicas y de aprendizaje, mejorando su concentración y participación.
El 15.9% de los participantes señaló la importancia de espacios para colaboración. Esto resalta el creciente interés por entornos que favorezcan la interacción y el trabajo en equipo, elementos clave en metodologías activas de aprendizaje. Los espacios colaborativos son fundamentales para fomentar la participación, el intercambio de ideas y el desarrollo de habilidades sociales entre los estudiantes, lo que puede mejorar su rendimiento académico y motivación.
Por otro lado, el control del ruido fue mencionado solo por el 6.8% de los encuestados, lo que sugiere que, aunque sigue siendo un factor relevante, no es considerado tan crucial como otros aspectos como la tecnología o la iluminación. Finalmente, espacios para trabajo individual fueron seleccionados por el 9% de los participantes, indicando quesi bien los estudiantes valoran la posibilidad de trabajar de manera autónoma, la mayoría prefiere entornos que también favorezcan el trabajo colaborativo y la interacción.
Este análisis de los resultados resalta la importancia de crear entornos educativos equilibrados, donde tanto los aspectos tecnológicos como los físicos, como la iluminación y el mobiliario, sean considerados en el diseño de las aulas. Los datos subrayan la necesidad de un enfoque más flexible y adaptativo, que no solo facilite el aprendizaje individual, sino que también potencie el trabajo en equipo y el uso de herramientas tecnológicas. Estos elementos son fundamentales para construir espacios que apoyen metodologías de enseñanza innovadoras y promuevan una experiencia educativa más dinámica y efectiva.
Los hallazgos obtenidos coinciden con la teoría de la sobrecarga cognitiva, que sugiere que un entorno de aprendizaje bien diseñado puede reducir la carga mental de los estudiantes, facilitando una mejor absorción de información.
Espacios flexibles, que permiten la reconfiguración según las necesidades pedagógicas, parecen aliviar esta sobrecarga, promoviendo un aprendizaje más eficiente y adaptado a los diferentes estilos de aprendizaje. Además, el enfoque colaborativo y participativo que facilitan estos espacios contribuye a un ambiente más inclusivo y dinámico, favoreciendo la motivación y el rendimiento académico.
En resumen, la investigación confirma la hipótesis de que los espacios adaptativos tienen un efecto positivo en el rendimiento académico y la motivación de los estudiantes. Los resultados de las encuestas indican que los estudiantes se sienten más cómodos en los espacios adaptativos y creen que son más efectivos para atender un enfoque activo y colaborativo del aprendizaje.
Dado que más del 50% de los encuestados responde que cuando están “muy cómodos” con el uso adaptativo que tiene relación con la infraestructura de mobiliario móvil o áreas de colaboración, la flexibilidad física del espacio tendrá un impacto directo en su experiencia de aprendizaje, ya sea centrando una concentración, capacitando un marco de interacción, o fomentando la participación activa como ya mencionado. Además, los resultados de las escuelas tradicionales indican que, a pesar de que la mayoría de los estudiantes cree que estos espacios son moderadamente cómodos, también existe un alto grado de frustración por la inflexibilidad espacial. Un número significativo de estudiantes eligió puntuar baja la valencia de su comodidad, lo que significa que puede ser necesario volver a imaginar cómo se diseñan los espacios, ya que, mientras que históricamente han sido bastante efectivos, no están cumpliendo con las necesidades de los modelos educativos más modernos y colaborativos.
A medida que las universidades en México busquen actualizar sus infraestructuras, deberían considerar los principios de la neuroarquitectura y los diseños adaptativos como una estrategia fundamental para mejorar la calidad de la educación que brinda. Dado que la neuroarquitectura se preocupa por cómo los espacios físicos influyen en el comportamiento y la cognición de los estudiantes, conlleva una metodología innovadora para el rediseño de los espacios de aprendizaje. Además, los espacios adaptativos también pueden ser aprovechados para crear entornos más inclusivos y equitativos, a fin de satisfacer las necesidades de estudiantescon diferentes estilos de aprendizaje. Además, los resultados acerca de los elementos más importante para un aprendizaje reforzando la idea, continuación la matricial de pantallas, proyectores etc. y la iluminación adecuada fueron los factores más mencionados, lo que sugiere que los estudiantes aprecian más los recursos que les permiten interactuar visualmente y tener acceso a los materiales digitales.
Además, la importancia del mobiliario cómodo y ajustable sugiere una preferencia por los espacios que se adapten a las necesidades individuales de los estudiantes, lo cual es un elemento crucial en el diseño. Pueden ser particularmente valiosos para abordar las desigualdades en la educación de México. Después de todo, al proporcionar ambientes dinámicos, basados en sillas mecedoras y espacios inclusivos, las universidades pueden ayudar a todos los estudiantes a aprender más efectivamente, independientemente de sus diversos estilos de aprendizaje o necesidades especiales. En última instancia, el uso de espacios adaptativos no se trata solo de mejorar la infraestructura, sino de cambiar fundamentalmente la educación en México.